“¿Qué es lo primero que viene a la mente cuando alguien dice robot? Seguramente, máquinas con aspecto humanoide que hacen tareas complicadas. ¿Y si se pregunta por inteligencia artificial (IA)? Es muy probable que películas de ciencia ficción en las que las máquinas tratan de apoderarse de la Tierra”, afirma en una nota con Télam Martín Frascaroli, CEO de AIVO, empresa que desarrolla software para atención al cliente, y destaca también que esa mirada persecutoria está alejada de la realidad: compartimos la vida, quizás sin tomar conciencia de en qué dimensión, con máquinas y robots. De hecho, para 2020, según Gartner Inc, consultora en tecnologías de la información, el 85% de las interacciones humanas tendrán robots como destinatarios.
El humano es necesario
¿De dónde proviene la percepción negativa? “Es cierto que en algunas tareas las máquinas han sustituido a las personas, pero con el objetivo de facilitarles el trabajo, optimizar recursos y lograr mayor productividad -destaca-. Las empresas batallan por la supervivencia y la obtención de ganancias; el objetivo es mejorar la productividad y optimizar costos, y uno de los caminos es la automatización de los procesos”.
Lo mismo ocurre con tareas cotidianas de cualquier institución que debe atender público. “La IA puede ayudar a que los operadores humanos se enfoquen en atender casos complejos mientras la tecnología se encarga de atender los sencillos, que forman el mayor volumen, de manera automatizada”, destaca. La clave, afirma Frascaroli, es diseñar la tecnología para que las persona deleguen las tareas más repetitivas en la tecnología y se enfoquen en las que requieren un trato humano.
No sólo empresas e instituciones disfrutan los beneficios de la IA. En el sector educación, por ejemplo, puede ayudar a obtener información sobre ofertas académicas, procesos de admisión, y hasta sobre la vida estudiantil sencillamente a través de un chat o en el sitio web de las instituciones.
Vivir bien
Y, en otra escala, lo propio ocurre cuando se busca planificar ciudades: la información es crucial.
El procesamiento de grandes volúmenes de datos y la capacidad de los sistemas de aprender de la experiencia han sido temas centrales en el Hackaton de verano, organizado en Buenos Aires por Microsoft, del que participaron 30 startups argentinas. Según destacó el director de Proyectos de Transformación Digital de Microsoft Argentina, Ezequiel Glinsky, el evento estuvo destinado a “democratizar la IA”.
Por su parte, uno de los expositores, Enrique Cortés Funes, cofundador y CEO de Inipop, dedicada a interconexión de sensores para creación de big data, explicó que pueden ofrecer soluciones de movilidad y seguridad para los habitantes de un lugar a partir de datos procesados e interpretados por las computadoras. Con datos que recogen cámaras y sensores distribuidos por la Ciudad de Buenos Aires, Inipop analiza cómo usan los vecinos un espacio público, para ayudar a tomar determinaciones sobre obras necesarias.
Glinsky explicó que la tecnología utilizada en este proyecto también puede ser aplicada, por ejemplo, en una fábrica: se puede entrenar a la computadora para detectar ruidos en la maquinaria y adelantarse a roturas. O apelar a cámaras en cuestiones de seguridad para que, por ejemplo, sean capaces de localizar un trabajador sin casco o ubicado en una zona peligrosa, y lanzar una alerta.